Por supuesto que son un maldito sin***ato... O por qué ya no se permite a la FAU Berlín llamarse sindicato

Estamos bajo presión constante. El capitalismo necesita mano de obra, mano de obra barata que trabaje largas horas para maximizar el beneficio. Lo sentimos un día sí y el otro también. Esta presión conlleva una reducción de personal; menos trabajadores están produciendo más. Al mismo tiempo, el empleo “atípico” está en alza: temporalidades, contratos a corto plazo, auto-empleo, a tiempo parcial y programas de fomento laboral.

El trabajo precario significa inseguridad, contrataciones seguidas de despido, horas extra, nada de vacaciones, disponibilidad total, bajos salarios, ninguna paga por enfermedad y miedo a perder tu trabajo. Para quienes son lo suficientemente afortunados como para tener un trabajo “normal”, el miedo al trabajo temporal y a vivir de la asistencia social les lleva a mantenerse callados hasta que es demasiado tarde. Los resultados son la impotencia y el aislamiento.

Ya no podemos darnos el lujo de permanecer callados. Tanto si tienes (todavía) un trabajo seguro como si trabajas bajo condiciones precarias, mientras sigas inactivo la presión aumentará. Tenemos que organizarnos en nuestros lugares de trabajo y más allá para poder resistir. Cuando los trabajadores se unen, se llama sindicato.

Un desolado paisaje sindical

Contrariamente a lo que ocurre en otros países europeos, donde existen paisajes pluralistas y de sindicalismo militante, no hay muchas opciones en cuanto a los sindicatos en Alemania.
Está el DGB: un gran sindicato que se considera a sí mismo un proveedor de servicios, en el que los trabajadores participan en su mayoría indirectamente, y que es tan grande que los trabajadores de compañías pequeñas a menudo se quedan en el camino. Luego, hay distintas formas de sindicatos “amarillos”, organizaciones controladas por los jefes. Por buenas razones, a éstos a menudo los tribunales les prohíben firmar convenios, debido a sus vínculos con los grandes negocios. Los pocos sindicatos que se han afianzado en Alemania son los de las profesiones clave, tales como ingenieros ferroviarios, pilotos y médicos. No están permitidos los sindicatos de empresas individuales: un sindicato debe tener una estructura que vaya más allá de la empresa.

Sin embargo, existe el “otro sindicato”, el Sindicato de Trabajadores Libres (FAU). Es un sindicato de base en el que los miembros deciden cómo y cuándo manejar las disputas laborales, y en el que todos los trabajadores son bienvenidos independientemente de su profesión. Por su verdadera naturaleza, como sindicato anarcosindicalista, no puede actuar en interés de los patrones, ya que lucha por una sociedad sin clases y por la abolición del sistema salarial. Las ventajas de esta forma de organización son obvias si se tiene en cuenta el éxito de sindicatos europeos similares, algunos de los cuales forman parte de la Asociación Internacional de los Trabajadores junto con la FAU. Desafortunadamente, la FAU ha pasado por tiempos duros en Alemania debido a una cultura que favorece a los sindicatos centralistas.

El conflicto de Babylon y sus consecuencias

Noviembre 2008. Los trabajadores del cine Babylon Mitte de Berlín comienzan una lucha contra las condiciones precarias, los bajos salarios y la miserable atmósfera de trabajo reinante, a pesar de que el cine recibe cientos de miles en fondos del gobierno. Los empleados forman un comité de empresa.

Éste es uno de los pocos instrumentos que los empleados tienen aquí −fuera de los sindicatos− para forzar a los jefes a respetar la ley laboral. Sin embargo, los sindicatos son indispensables cuando llega el momento de negociar aumentos salariales y realizar acciones colectivas. Después de llamar a ver.di, la oficina de DGB responsable de los trabajadores de cine, y no recibir respuesta alguna, los trabajadores acuden a la FAU Berlín.
En enero de 2009, se establece un grupo de la FAU en Babylon. Junto con la mayoría de los empleados de Babylon, presentan una propuesta de convenio a la dirección en junio de 2009. La dirección, no obstante, se rehúsa a negociar; la FAU Berlín comienza su acción sindical y convoca un boicot, que es prohibido por la Corte Laboral de Berlín en octubre de 2009. A pesar de todo, la presión funciona: el Senado de Berlín aprueba incluso aún más fondos y ver.di aparece en escena y firma un convenio con la dirección, sin consultar al personal.

Enero de 2010. Después de que se les prohibiera llevar a cabo acciones sindicales, la FAU Berlín, por orden de la Corte Regional de Berlín, debe dejar de llamarse sindicato o sindicato de base. La dirección del cine Babylon, sus abogados y las autoridades judiciales forman un equipo y su definición de lo que es un sindicato prevalece sobre la de los trabajadores. La FAU Berlín se enfrenta a multas de hasta 250.000 euros o 6 meses de prisión si se autodenominan sindicato.

Los trabajadores deciden

Somos testigos del retroceso de una década de los sindicatos establecidos y de la impotencia catastrófica de los trabajadores de Alemania e incluso del mundo. Con reciprocidad y solidaridad, podemos superar esto. También necesitamos más democracia dentro y fuera del lugar de trabajo. Si lo que queremos es un cambio de base y emancipador para la sociedad, entonces necesitamos los sindicatos correspondientes. ¿Quién mejor para rectificar una situación espantosa que los afectados por ella?

Por eso, el hecho de que la FAU Berlín se vea excluida de actuar en lugares de trabajo es una amarga consecuencia de esta normativa. Es más, si se sienta este precedente, otros sindicatos que trabajan a nivel de base en Alemania podrían enfrentarse a obstáculos semejantes. Y por último, pero no por eso menos importante, esta decisión es un intento de desacreditar un movimiento, eliminarlo de las esferas de la lucha trabajadora y exponerlo a la luz como grupo de agitación.

El 10 de junio de 2010, la Corte Regional Superior de Berlín decidirá si la FAU, una vez más, puede volver a llamarse sindicato. Independientemente de la decisión de las cortes, la FAU Berlín continuará actuando por el bien de los trabajadores. La cuestión es si esta corte se mostrará tan arrogante como la corte inferior e impedirá a la FAU Berlín llamarse lo que es: trabajadores unidos.

Equipo anti-prohibición de la FAU Berlín

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